Rodelinda
Contra lo habitual en las adaptaciones a libreto de ópera de grandes textos literarios, Antonio Salvi mejora el texto de Pierre Corneille que sirve de base a Haendel para componer su Rodelinda. El tirano Grimoaldo, que ha usurpado el trono de Lombardía, quiere casarse con la esposa del rey destituido, Bertarido, que todos creen muerto pero que en realidad huyó al exilio y ha regresado en secreto. Entre su esposo Bertarido y el cordero disfrazado de lobo que es Grimoaldo, un tirano tan aparentemente cruel como atormentado por la culpabilidad de sus propios crímenes, Rodelinda se encuentra en el centro de la historia porque todos los personajes quieren legitimar su poder casándose con ella; porque mantiene una fidelidad absoluta a su marido que no se tambalea entre las luchas intestinas de candidatos al trono que quieren utilizarla para sus propósitos; y porque es el personaje más inteligente, más capaz de comprender los puntos débiles de los demás y más hábil para manipularlos a favor de su propia estrategia.
En el punto culminante de la historia, Grimoaldo decide abandonar a su prometida Eduige y forzar a Rodelinda a tomarlo como esposo para legitimarse tras su golpe de estado. Rodelinda se niega y guarda luto por su esposo Bertarido, al que cree muerto. Pero, consciente de la debilidad de su posición y de que no va a poder rechazar por mucho tiempo los dictados de Grimoaldo, decide evitar una negativa taxativa para, en cambio, imponerle una condición que sabe que no sólo resultará inaceptable a alguien sin carácter como él, sino que va a provocar en el furioso cordero del tirano usurpador una auténtica crisis de ansiedad: le dice que sólo accederá a sus deseos si antes asesina a su propio hijo Flavio porque se niega a ser al mismo tiempo –le dice a la cara- la esposa del ladrón del trono y la madre del heredero legítimo de ese mismo trono. Es una Klytemnestra que se niega a casarse con Egisto durante la ausencia de Agamemnon para que Flavio, si sobrevive, no se convierta en un nuevo Oreste; ni en un Hamlet que tenga que vengar a una madre que se ha casado con el asesino de su padre. Es una mujer con un instinto infalible, consciente de que de su unión con quien ha destronado (y ella cree que asesinado) a su marido no puede surgir nada merecedor de existir. Y consciente también de que su contrincante es un aspirante a tirano que apenas disimula un bondadoso carácter de razonable gobernador provincial, realista y “charmant”, a quien le faltan muchas lecturas de textos de Maquiavelo para lograr sus ambiciosos propósitos.
El personaje genuinamente perverso de la historia no es Grimoaldo, que ha triunfado en su golpe de estado por circunstancias fortuitas y pese a la debilidad de su carácter, sino Garibaldo, duque de Turín, él sí con muchas lecturas de Maquiavelo a sus espaldas y con su propia estrategia para hacerse con el poder masacrando sin contemplaciones, si hace falta, a toda la familia. Sólo que la noticia de que Bertarido no ha muerto desbarata sus planes.
Se trata de una historia de lucha de poder que se desarrolla en un ámbito familiar, en una comunidad que constituye un mundo en sí mismo y que no deja de ser una malvada metáfora de la naturaleza humana. Por eso Claus Guth ha decidido explicar la trama de Rodelinda en un hogar familiar: una casa, un reducto de privacidad a salvo del mundo externo, en el que el personaje más desprotegido es precisamente Flavio, el hijo de Rodelinda, moneda de cambio sometida a innumerables peligros, tensiones y amenazas.
Casi se puede decir que el personaje principal de la ópera es ese niño que no canta pero que sufre la enorme crueldad de todos los demás personajes. Con frecuencia parece como si la historia nos fuera narrada a través de las pesadillas del pequeño Flavio, cuya madre está dispuesta a utilizar para alejar a un pretendiente despreciable y, si no lo consigue, a hacerlo asesinar y evitar que algún día comprenda la infamia a la que se ha prestado y exija venganza. Esos ojos aterrorizados perciben el hogar familiar como un espacio amenazador y lleno de peligros, que intuye sin acabar de comprender.
Rodelinda es una de las óperas más extraordinarias de Händel, con páginas que se cuentan entre las más inspiradas del compositor. Su estreno en España en esta nueva producción del Teatro Real fue un auténtico acontecimiento.
(Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real)
Ópera en tres actos
Música de Georg Friedrich Händel (1685-1759)
Libreto de Nicola Francesco Haym, adaptación del libreto Rodelinda, regina de 'longobardi, basado a su vez en la obra Pertharite, roi des Lombards de Pierre Corneille
Estrenada en el King's Theatre de Londres, el 13 de febrero de 1725
Estreno en el Teatro Real
Nueva producción del Teatro Real, en coproducción de la Ópera de Fránkfurt, el Gran Teatre del Liceu de Barcelona y la Opéra National de Lyon
Orquesta Titular del Teatro Real
Equipo artístico
Director musical | Ivor Bolton
Director de escena | Claus Guth
Escenógrafo y figurinista | Christian Schmidt
Iluminador | Joachim Klein
Diseñador de vídeo | Andi A. Müller
Dramaturgo | Konrad Kuhn
Reparto
Rodelinda | Lucy Crowe
Bertarido | Bejun Mehta
Grimoaldo | Jeremy Ovenden
Eduige | Sonia Prina
Unulfo | Lawrence Zazzo
Garibaldo | Umberto Chiummo