Merlín
Nos encontramos en las cercanías de la catedral de San Pablo en Londres, en su lado Este, poco antes del amanecer. Se oye el canto de los monjes dentro de la catedral. Cerca de un muro de la misma, un bloque de mármol, con una lujosa espada insertada en ella. Merlin saluda al día de la Navidad con una petición: que Arthur sea coronado Rey de Inglaterra antes de que acabe el día. Nivian, esclava sarracena que, junto a sus hermanas, seduce a los Gnomos para que Merlin les arrebate su oro, ruega a éste que, en cuanto el Rey sea coronado, cumpla su palabra y las libere. Merlin amenaza con mayores tormentos a Nivian si cuenta sus planes a Morgan le Fay.
El generalizado reconocimiento de Isaac Albéniz -nacido en Camprodón, Gerona, el 29 de mayo de 1860, y fallecido en Cambo-les-Bais el 18 de mayo de 1909- como una de las figuras esenciales de la música española no se corresponde con el escaso interés que, hasta muy recientemente, se ha prestado al conjunto de su obra compositiva. Más allá de sus incontestables obras pianísticas, y en especial de esa magna página de la historia de la música que es Iberia, prácticamente todo era desconocimiento. Como si Albéniz hubiera tenido que pagar su voluntad de vincularse con las principales tendencias culturales de la Europa de su tiempo, alejándose de esos márgenes siempre estrechos y domésticos de un país que le hizo escribir aquella frase atravesada de indignación y dolor: “He decidido ignorar lo que pasa y lo que pasará en España”. Así, esa estética nacionalista a la que tradicionalmente se ha asociado su lenguaje, estimulada por sus estudios con Felipe Pedrell, se apoyó en una trayectoria de esencial dimensión cosmopolita.
El estreno escénico (en mayo de 2003) de una partitura operística de la magnitud de Merlín de Albéniz, un siglo después de su composición, constituye, simultáneamente, un acontecimiento que debe ser celebrado y un serio motivo de reflexión. Sin duda es un auténtico privilegio asistir, tras los distintos avatares, interpretaciones parciales y general desinterés, a la primera representación completa de uno de los más ambiciosos proyectos de Albéniz.
Ópera en tres actos
Música de Isaac Albéniz (1860-1909)
Libreto de Francis Burdett Money-Coutts
Estreno mundial de la versión escénica
Equipo artístico
Director musical | José De Eusebio
Director de escena | John Dew
Escenógrafo | Heinz Balthes
Figurinista | José Manuel Vázquez
Coreógrafa | Mei Hong Lin
Iluminador | Eduardo Bravo
Director del coro | Martin Merry
Director del coro de niños | José de Felipe
Preparador de coro gregoriano | Luis Lozano
Asistente del director musical y apuntador | István Cserján
Asistente del director de escena | Willy Landín
Asistente de coreografía | José Reches
Maestros repetidores | Patricia Barton, Riccardo Bini, Borja Mariño
Reparto
Merlin | David Wilson-Johnson
Rey Lot de Orkney | Víctor García Sierra
Gawain | Ángel Rodríguez
Mordred | Ángel Ódena
Arthur | Stuart Skelton
Sir Ector de Maris | Juan Tomás Martínez
Sir Pellinore | Federico Gallar
Kay | Eduardo Santamaría
El Arzobispo de Canterbury | Stephen Morscheck
Morgan le Fay | Eva Marton
Nivian | Carol Vaness